lunes, 27 de mayo de 2013

Y el horror
de descubrir que no soy poeta.
Sólo un canal, 
un conducto 
que utiliza tu belleza para ser palabra.

Y eso me hace tan reemplazable
como una pieza de un auto
o la cadena de una fábrica.

Entiende 
que no puedo dejar de culparte
por este horror que me tiene seco,
imposibilitado de escribir una palabra.

Y peor pensar 
que ahora estás iluminando a otro
transformándolo en poeta
con el éxtasis
y el furor
de ese don prestado.

Muriendo de celos
con un nudo de palabras que se acumula
lejos de tu sonrisa que escampa.

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