Y el horror
de descubrir que no soy poeta.
Sólo un canal,
un conducto
que utiliza tu belleza para ser palabra.
Y eso me hace tan reemplazable
como una pieza de un auto
o la cadena de una fábrica.
Entiende
que no puedo dejar de culparte
por este horror que me tiene seco,
imposibilitado de escribir una palabra.
Y peor pensar
que ahora estás iluminando a otro
transformándolo en poeta
con el éxtasis
y el furor
de ese don prestado.
Muriendo de celos
con un nudo de palabras que se acumula
lejos de tu sonrisa que escampa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario