Íbamos de un lado
al otro
de un lado
al otro
Surcando aún sin saberlo
nuestro camino
Enterrándonos
Alejándonos del sol.
Hasta que llegamos a ser
el contenido que revuelve una cuchara
espesándose ennegreciendo.
De estos males se cura o se muere.
Otra vez
la piedra en el pecho
las horas venideras
mortificarán el alma.
Vos, a tu modo, con canciones
y yo sobre todo, con silencios.
Silencios de tu risa.